jueves, 14 de enero de 2010

La Saga de Los Confines - Los días del Fuego.


Las cuatro Virtudes (fragmento)

Y así ocurrió, el Mago del Recinto entró en la cueva (...)
- Hija dorada del Recinto, se cumplió el tiempo (...) Dime, Vara, ¿cuál es la primera Virtud y cuál es su consistencia?
- Es la memoria, y tiene la consistencia de la savia que une la raíz con los frutos.
- ¿Cuál es la segunda Virtud, y cómo oficia?
- La segunda Virtud es el nombre; la honra de llevar un nombre... Oficia esta Virtud como marca que distingue los rostros. El que tiene nombre, tiene espíritu, y el cielo puede llamarlo.
- ¿Y la tercera? ¿Cuál es la tercera Virtud y cuánto pesa?
- Es el conocimiento. Y pesa tanto, tanto pesa saber, conocer y comprender las causas, que sólo pueden sobrellevarlo los mejores (...)
- ¿Cuál es, Vara, la cuarta Virtud que nos afirma?
- Es la poesía... Único modo de decir la verdad.
Vio Zorás que Vara había crecido luminosa, y que ya estaba lista para cumplir su tarea (...)
Aro se paró frente al Mago. Y agachó apenas la cabeza en señal de respeto.
- Hijo dorado del Recinto -dijo Zorás- Dime, Aro ¿cuál es la primera Virtud y cuál es su consistencia?
- Es la memoria. Y ¿podría tener consistencia sin tener movimiento? La consistencia de la memoria es el movimiento.
- ¿Cuál es la segunda Virtud y cómo oficia?
- Es el nombre; la honra de llevar un nombre... Oficia esta Virtud como marca que distingue los rostros. El que tiene nombre tiene espíritu, y el amor puede llamarlo.
- ¿Y la tercera? ¿Cuál es la tercera Virtud? ¿Y cuánto pesa?
- Es el conocimiento. Y pesa tanto como un arduo pan; y pesa tan poco como muchas dulces migas repartidas.
- ¿Cuál es, Aro, la cuarta Virtud que nos afirma?
- La poesía; único modo de decir la verdad.
Zorás vio que Aro había crecido luminoso. Y aceptó sus respuestas desafiantes, distintas de las respuestas fieles que Vara había dado, como una muestra de la altivez del varón.
(...) Zorás y Foitestés acordaban el camino de regreso. Vara y Aro hablaban entre ellos con imperceptible movimiento de los labios.
- Nacimos con un propósito -dijo Aro-. Y eso no es Virtud de Zorás.
- Pero Zorás nos ha preparado para cumplirlo.
- La escardadora nos marcó la carne.
- Zorás, el alma.
- Uno no vale más que el otro -dijo Aro.
- Cuando pueda amar, te amaré -dijo Vara.
- Te amo ahora -dijo Aro-, aunque hayas crecido para el Recinto.
- Te amo también -respondió Vara-, aunque hayas crecido para Las Manchas.

miércoles, 13 de enero de 2010

La Saga de Los Confines - Los días de la Sombra


La inocente y la Sombra (fragmento)

Antes de su hijo, las criaturas del mundo la respetaron... Todos sabían que su trabajo era doloroso, aunque necesario. Un poco parecido al invierno. Pero desde la guerra de Misáianes, su tarea había perdido honra, justicia y medidas. No es muerte, decían las Criaturas, es exterminio. Y eso no se parecía al invierno.
-Si lo miras bien, -seguía Wilkilén- la pena se parece al invierno. Un día se va, y tú te das cuenta de que sirvió de algo.
"Yo tuve un sentido", pensó la Sombra.
Así, hablando de penas, Wilkilén se quedó dormida con su cara pegada al cuerpo de la anciana, que sentía en su piel el movimiento de las pestañas.
"Esta niña sueña demasiado", pensó.
La Sombra se apartó de ella con más prudencia de la que hubiera deseado y se fue a recorrer la isla.