martes, 10 de noviembre de 2009

Edgar A. Poe


El cuervo

Una vez, al filo de una lúgubre media noche,
mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
cabeceando, casi dormido,
oyóse de súbito un leve golpe,
como si suavemente tocaran,
tocaran a la puerta de mi cuarto.
“Es —dije musitando— un visitante
tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
Eso es todo, y nada más.”

¡Ah! aquel lúcido recuerdo
de un gélido diciembre;
espectros de brasas moribundas
reflejadas en el suelo;
angustia del deseo del nuevo día;
en vano encareciendo a mis libros
dieran tregua a mi dolor.
Dolor por la pérdida de Leonora, la única,
virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada.
Aquí ya sin nombre, para siempre.

Y el crujir triste, vago, escalofriante
de la seda de las cortinas rojas
llenábame de fantásticos terrores
jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie,
acallando el latido de mi corazón,
vuelvo a repetir:
“Es un visitante a la puerta de mi cuarto
queriendo entrar. Algún visitante
que a deshora a mi cuarto quiere entrar.
Eso es todo, y nada más.”

Ahora, mi ánimo cobraba bríos,
y ya sin titubeos:
“Señor —dije— o señora, en verdad vuestro perdón
imploro,
mas el caso es que, adormilado
cuando vinisteis a tocar quedamente,
tan quedo vinisteis a llamar,
a llamar a la puerta de mi cuarto,
que apenas pude creer que os oía.”
Y entonces abrí de par en par la puerta:
Oscuridad, y nada más.

Escrutando hondo en aquella negrura
permanecí largo rato, atónito, temeroso,
dudando, soñando sueños que ningún mortal
se haya atrevido jamás a soñar.
Mas en el silencio insondable la quietud callaba,
y la única palabra ahí proferida
era el balbuceo de un nombre: “¿Leonora?”
Lo pronuncié en un susurro, y el eco
lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora!”
Apenas esto fue, y nada más.

Vuelto a mi cuarto, mi alma toda,
toda mi alma abrasándose dentro de mí,
no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza.
“Ciertamente —me dije—, ciertamente
algo sucede en la reja de mi ventana.
Dejad, pues, que vea lo que sucede allí,
y así penetrar pueda en el misterio.
Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio,
y así penetrar pueda en el misterio.”
¡Es el viento, y nada más!

De un golpe abrí la puerta,
y con suave batir de alas, entró
un majestuoso cuervo
de los santos días idos.
Sin asomos de reverencia,
ni un instante quedo;
y con aires de gran señor o de gran dama
fue a posarse en el busto de Palas,
sobre el dintel de mi puerta.
Posado, inmóvil, y nada más.

Entonces, este pájaro de ébano
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
con el grave y severo decoro
del aspecto de que se revestía.
“Aun con tu cresta cercenada y mocha —le dije—,
no serás un cobarde,
hórrido cuervo vetusto y amenazador.
Evadido de la ribera nocturna.
¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado
pudiera hablar tan claramente;
aunque poco significaba su respuesta.
Poco pertinente era. Pues no podemos
sino concordar en que ningún ser humano
ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro
posado sobre el dintel de su puerta,
pájaro o bestia, posado en el busto esculpido
de Palas en el dintel de su puerta
con semejante nombre: “Nunca más.”

Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto.
las palabras pronunció, como virtiendo
su alma sólo en esas palabras.
Nada más dijo entonces;
no movió ni una pluma.
Y entonces yo me dije, apenas murmurando:
“Otros amigos se han ido antes;
mañana él también me dejará,
como me abandonaron mis esperanzas.”
Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.”

Sobrecogido al romper el silencio
tan idóneas palabras,
“sin duda —pensé—, sin duda lo que dice
es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido
de un amo infortunado a quien desastre impío
persiguió, acosó sin dar tregua
hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido,
hasta que las endechas de su esperanza
llevaron sólo esa carga melancólica
de ‘Nunca, nunca más’.”

Mas el Cuervo arrancó todavía
de mis tristes fantasías una sonrisa;
acerqué un mullido asiento
frente al pájaro, el busto y la puerta;
y entonces, hundiéndome en el terciopelo,
empecé a enlazar una fantasía con otra,
pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño,
lo que este torvo, desgarbado, hórrido,
flaco y ominoso pájaro de antaño
quería decir granzando: “Nunca más.”

En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra,
frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos,
quemaban hasta el fondo de mi pecho.
Esto y más, sentado, adivinaba,
con la cabeza reclinada
en el aterciopelado forro del cojín
acariciado por la luz de la lámpara;
en el forro de terciopelo violeta
acariciado por la luz de la lámpara
¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más!

Entonces me pareció que el aire
se tornaba más denso, perfumado
por invisible incensario mecido por serafines
cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado.
“¡Miserable —dije—, tu Dios te ha concedido,
por estos ángeles te ha otorgado una tregua,
tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora!
¡Apura, oh, apura este dulce nepente
y olvida a tu ausente Leonora!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Profeta!” —exclamé—, ¡cosa diabolica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio
enviado por el Tentador, o arrojado
por la tempestad a este refugio desolado e impávido,
a esta desértica tierra encantada,
a este hogar hechizado por el horror!
Profeta, dime, en verdad te lo imploro,
¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad?
¡Dime, dime, te imploro!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Profeta! —exclamé—, ¡cosa diabólica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio!
¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas,
ese Dios que adoramos tú y yo,
dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén
tendrá en sus brazos a una santa doncella
llamada por los ángeles Leonora,
tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen
llamada por los ángeles Leonora!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Sea esa palabra nuestra señal de partida
pájaro o espíritu maligno! —le grité presuntuoso.
¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica.
No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira
que profirió tu espíritu!
Deja mi soledad intacta.
Abandona el busto del dintel de mi puerta.
Aparta tu pico de mi corazón
y tu figura del dintel de mi puerta.
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo.
Aún sigue posado, aún sigue posado
en el pálido busto de Palas.
en el dintel de la puerta de mi cuarto.
Y sus ojos tienen la apariencia
de los de un demonio que está soñando.
Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama
tiende en el suelo su sombra. Y mi alma,
del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo,
no podrá liberarse. ¡Nunca más!

lunes, 19 de octubre de 2009

¿La conoces?


Una luz me encegueció sorpresivamente,
era ella
¿no la has visto tú?
La de la sonrisa cálida,
la de la mirada triste.
No es difícil reconocerla
pues es única.
En su rostro y en sus manos
se observan las marcas que ha dejado
el tiempo.
¿no te la has cruzado en el camino?
Si te fijas
tal vez la veas en los innumerables senderos
de esta inmensa jungla.
Sus cabellos llevan señales de muchas vidas
y en su caminar apacible
se esconde una pesada carga,
que guarda en secreto el cansancio.
¿Sabes acaso quién es?
Está aquí, allá,
en todas partes.
Ayer, ahora, mañana... siempre.
Es una sola
y a la vez muchas otras.
Su rostro y sus manos
llevan las marcas
que ha dejado el tiempo,
pero la luz que rebosa de su alma
resplandece eternamente.

A MIS MADRES... GUSTAVO.-

jueves, 1 de octubre de 2009

La saga de Los Confines - Los días del Venado

La noche del guerrero (fragmento)

Dulakancellin no podía dormir, pese a que la noche era una gran quietud y unas cuantas estrellas persistían en las últimas grietas del cielo (...)
El guerrero cerró los ojos esperando el sueño (...) para que el sueño sintiera el desaire se ocupó en distinguir y separar la respiración de cada uno de los seis que dormían en la casa (...) oyó unos ruidos que parecían venir del lado del nogal. Se puso en pie con sólo un movimiento silencioso y enseguida estuvo afuera de la casa con el hacha de piedra en una mano y el escudo en la otra. Allí permaneció, inmóvil junto a la puerta (...)
Entre la casa y el bosque, decenas de lulus giraban sin sentido aparente haciendo viborear sus colas luminosas. Las bocas de todos ellos tenían la forma del soplido. Sin embargo, los soplidos no se oían. Dulkancellin avanzó hasta hacerse ver. Apenas los lulus notaron su presencia, corrieron al pié de los primeros árboles y se transformaron en una multitud de ojos amarillo que lo miraban sin parpadear. Un lulu muy viejo de adelantó unos pasos. El guerrero lo veía con demasiada nitidez, teniendo en cuenta la distancia y la oscuridad que habían de por medio. La criatura de la isla señaló hacia el Oeste con su brazo raquítico y Dulkancellin siguió el movimiento (...) el mar estaba allí tapándole el cielo, derrumbádose sobre su casa, su bosque y su vida. Dulkancellin prolongó un grito salvaje y, por instinto, levantó el escudo. Pero el mar detuvo su caída y se abrió como un surco de la huerta de Kush. Por el surco, pisoteando hortalizas, avanzaban hombres descoloridos a lomo de grandes animales con cabellera. Estaban lejos y cerca, y sus ropas no ondeaban con el viento de la carrera. Por primera y última vez en su vida, el guerrero retrocedió. Para entonces el soplido de los lulus se había transformado en una estridencia insoportable. A través de los hombres descoloridos, Dulkancellin vio una tierra de muerte: algunos venados con la piel arrancada, se arrastraban sobre cenizas. Los naranjos dejaban caer sus frutos emponzoñados. Kupuka caminaba hacia atrás y tenía las manos cortadas. En algún lugar Wilkilén lloraba con el llanto de los pájaros. Y Kuy-Kuyén, picada de manchas rojas, miraba detrás de un viento de polvo (...)

Liliana Bodoc.-

jueves, 24 de septiembre de 2009

Preludio de un día diferente


Durmieron las aves
una a una
su canto...
Y dejaron volar
sus nítidos sueños
a sitios sin tiempo.
La brisa del aire
se impregnó de olores,
de sabores a tierra
de hierbas hirientes.
Volaron ansiosas de ternura
a un efluvio de ausencia
y Aquí y Allí...
olvidaron distancias
recobrando espacios
de "Luz" y "Presencia".
El viento del Norte
se cubrió de alas,
el vendaval cruzó
la misteriosa mañana
y todo el paisaje
se tornó en silencio.
Y en las sombras
... de pronto...
las nubes abrieron
las gotas de lágrimas
que se redimieron.
En ese preludio
de tormenta y arena
recordé tu voz
sosegada y tierna.
Todo fue armonía
todo fue belleza
y en la bóveda azul
se desvaneció la tristeza.

MARÍA ROSA ROLÓN.-

miércoles, 16 de septiembre de 2009

La revolución en bicicleta (fragmetos)


"(...) Estos pasa por los años, créame. Uno se va volviendo olvidadizo. Y hasta es capaz de creer que se miente a sí mismo. Se hace goles en contra, ¿no? Y es terrible, vea, llegar a viejo y empezar a dudar de lo que uno mismo ha vivido. Desconfiar del propio pasado. Quizá, pienso, sea una trampa que uno se hace, producto del miedo a la muerte. Porque le juro que mete miedo al hija de puta. Mentira que es cuestión de ser sabio. No hay sabiduría para afrontarla. Uno se vuelve viejo, sabe que ella está ahí, esperando, anhelosa de agarrarlo en cualquier momento, y uno lo que siente es miedo (...)"
"(...) A veces pienso que lo peor de una guerra es el amor. Curiosamente. El amor. El que uno va gestando por los camaradas, que son, preciso lo afirmo, los seres más queridos en la guerra. Se muere de todo tipo de personas, uno ya lo sabe, pero ninguna duele si no es fruto del amor. Porque siempre hay tiempo para querer más a unos que a otros. Yo no creo, así, con firmeza, decididamente, en un amor abstracto a la Humanidad. Acaso porque en el fondo pienso que a Humanidad, en sí misma, es una mierda. Lo grande, lo hermoso, lo sublime, son los seres humanos (...)"

MEMPO GIARDINELLI.-

jueves, 3 de septiembre de 2009

Los Profesores (Nicanor Parra)


Los profesores nos volvieron locos
a preguntas que no venían al caso
cómo se suman números complejos
hay o no hay arañas en la luna
cómo murió la familia del zar
¿es posible cantar con la boca cerrada?
quién le pintó bigotes a la Gioconda
cómo se llaman los habitantes de Jerusalén
hay o no hay oxígeno en el aire
cuántos son los apóstoles de Cristo
cuál es el significado de la palabra consueta
cuáles fueron las palabras que dijo Cristo en la cruz
quién es el autor de Madame Bovary
dónde escribió Cervantes el Quijote
cómo mató David al gigante Goliat
etimología de la palabra filosofía
cuál es la capital de Venezuela
cuándo llegaron los españoles a Chile.

Nadie dirá que nuestros maestros
eran unas enciclopedias rodantes
exactamente todo lo contrario:
unos modestos profesores primarios
o secundarios no recuerdo muy bien
—eso sí que de bastón y levita,
como que estamos a comienzos de siglo—
no tenían para qué molestarse
en molestarnos de esa manera
salvo por razones inconfesables:
a qué tanta manía pedagógica
¡tanta crueldad en el vacío más negro!

Dentadura del tigre
nombre científico de la golondrina
de cuántas partes consta una Misa solemne
cuál es la fórmula del anhídrido sulfúrico
cómo se suman fracciones de distinto denominador
estómago de los rumiantes
árbol genealógico de Felipe II
Maestros Cantores de Nuremberg
Evangelio según san Mateo
nombre cinco poetas finlandeses
etimología de la palabra etimología.

Ley de la gravitación universal
a qué familia pertenece la vaca
cómo se llaman las alas de los insectos
a qué familia pertenece el ornitorrinco
mínimo común múltiplo entre dos y tres
hay o no hay tinieblas en la luz
origen del sistema solar
aparato respiratorio de los anfibios
órganos exclusivos de los peces
sistema periódico de los elementos
autor de Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis
en qué consiste el fenómeno llamado es-pe-jis-mo
cuánto demoraría un tren en llegar a la luna
cómo se dice pizarrón en francés
subraye las palabras terminadas en consonante.

La verdad de las cosas
es que nosotros nos sentábamos en la indiferencia
quién iba a molestarse con esas preguntas
en el mejor de los casos apenas nos hacían temblar
únicamente un malo de la cabeza
la verdadera verdad de las cosas
es que nosotros éramos gente de acción
a nuestros ojos el mundo se reducía
al tamaño de una pelota de fútbol
y patearla era nuestro delirio
nuestra razón de ser adolescentes
hubo campeonatos que se prolongaron hasta la noche
todavía me veo persiguiendo
la pelota invisible en la oscuridad
había que ser búho o murciélago
para no chocar con los muros de adobe
ese era nuestro mundo
las preguntas de nuestros profesores
pasaban gloriosamente por nuestras orejas
como agua por espalda de pato
sin perturbar la calma del universo:
partes constitutivas de la flor
a qué familia pertenece la comadreja
método de preparación del ozono
testamento político de Balmaceda
sorpresa de Cancha Rayada
por dónde entró el ejército libertador
insectos nocivos a la agricultura
cómo comienza el Poema del Cid
dibuje una garrucha diferencial
y determine la condición de equilibrio.

El amable lector comprenderá
que se nos pedía más de lo justo
más de lo estrictamente necesario:
¿determinar la altura de una nube?
¿calcular el volumen de la pirámide?
¿demostrar que raíz de dos es un número irracional?
¿aprender de memoria las Coplas de Jorge Manrique?
déjense de pamplinas con nosotros
hoy tenemos que dirimir un campeonato
pero llegaban las pruebas escritas
y a continuación las pruebas orales
(en unas de fregar cayó Caldera)
con una regularidad digna de mejor causa:

teoría electromagnética de la luz
en qué se distingue el trovador del juglar
¿es correcto decir se venden huevos?
¿sabe lo que es un pozo artesiano?
clasifique los pájaros de Chile
asesinato de Manuel Rodríguez
independencia de la Guayana Francesa
Simón Bolívar ¿héroe o antihéroe?
discurso de abdicación de O'Higgins
ustedes están más colgados que una ampolleta

Los profesores tenían razón:
en verdad, en verdad
el cerebro se nos escapaba por las narices
—había que ver cómo nos castañeteaban los dientes—
a qué se deben los colores del arcoiris
hemisferios de Magdeburgo
nombre científico de la golondrina
metamorfosis de la rana
qué entiende Kant por imperativo categórico
cómo se convierten pesos chilenos a libras esterlinas
quién introdujo en Chile el colibrí
por qué no cae la Torre de Pisa
por qué no se vienen abajo los jardines flotantes de Babilonia
¿por qué no cae la luna a la tierra?
departamentos de la provincia de Ñuble
cómo se trisecta un ángulo recto
cuántos y cuáles son los poliedros regulares
¡éste no tiene la menor idea de nada!

Hubiera preferido que me tragara la tierra
a contestar esas preguntas descabelladas
sobre todo después de los discursos moralizantes
a que nos sometían impajaritablemente día por medio
¿saben ustedes cuánto cuesta al estado
cada ciudadano chileno
desde el momento que sale de la universidad?
¡un millón de pesos de seis peniques!

Un millón de pesos de seis peniques
y seguían apuntándonos con el dedo:
cómo se explica la paradoja hidrostática
cómo se reproducen los helechos
enuméreme los volcanes de Chile
cuál es el río más largo del mundo
cómo se reproducen los elefantes
inventor de la máquina de coser
inventor de los globos aerostáticos
¡ustedes están más colgados que una ampolleta!
van a tener que irse para la casa
y volver con sus apoderados
a conversar con el Rector del Establecimiento

Y mientras tanto la Primera Guerra Mundial
Y mientras tanto la Segunda Guerra Mundial
La adolescencia al fondo del patio
La juventud debajo de la mesa
La madurez que no se conoció
La vejez
con sus alas de insecto.

lunes, 31 de agosto de 2009

Duma Key (fragmento)

Después de mucho tiempo, reaparezco. Y como no podía ser de otra forma, con un fragmento de lo más nuevo de King =)


"Llegué al borde de la escalera y miré hacia abajo, y allí, en el fondo, había dos pequeñas figuras chorreando. Pensé: Manzana, naranja. Pensé: Yo gano, tú ganas. Entonces centelleó un relámpago, y vi a dos niñas de unos seis años, seguramente gemelas, seguramente las hermanas ahogadas de Elizabeth Eastlake. Llevaban vestidos que se les pegaban al cuerpo como yeso. El cabello les cubría las mejillas. Sus caras eran pálidos horrores.
Conocía su procedencia. Habían salido arrastrándose de entre las conchas.
Empezaron a subir las escaleras hacia mí, tomadas de la mano. Un trueno explotó a un kilómetro sobre mi cabeza. Intenté gritar, pero no pude. Pensé: No estoy viendo esto. No.
- Puedo hacerlo -dijo una de las niñas. Hablaba con la voz de las conchas.
- Era ROJO -dijo la otra niña. Hablaba con la voz de las conchas.
Estaban a medio camino. Sus cabezas eran poco más que calaveras con el pelo mojado y sucio cayendo por los costados.
- Siéntate en la pira -dijeron al unísono, como niñas entonando una rima de algún juego de comba... pero hablaban con la voz de las conchas-. Siéntate en la quemadora.
Alargaron las manos hacia mí, con horribles dedos hinchados, acuosos.
Me desmayé en lo alto de la escalera. "

STEPHEN KING.-

jueves, 5 de marzo de 2009

Perder (fragmento)


Perder. No es cierto que yo no hubiera imaginado que podía perder. No fui de esas niñas felices que se sorprenden cuando sobreviene el dolor. Había perdido a mis padres, había perdido mi casa, había perdido mi mundo y todo lo que una persona puede perder sin perder la vida antes de los cinco años. Después todo fue no desbarrancarme y sobrevivir. Cada vez que conocía a alguien, cada vez que me sentía irremediablemente comprometida con alguien, imaginaba cómo sería la vida sin esa persona. Proyectaba posibles abandonos o muertes violentas y practicaba sumergirme en esa sensación de pérdida hasta comprobar una vez más que sobreviviría (...)
Perder. El haber perdido algo siempre oculta la esperanza de volverlo a encontrar. Sé que todos hablan de mí en murmullos compasivos y toleran mis silencios y mis distancias porque "perdí a mi hijo" (...)
No podía imaginar nada peor que la incertidumbre de no saber dónde estaba mi hijo (...) Solía leer compulsivamente los testimonios de los padres desesperados cuyos hijos habían desaparecido (...) Cuando leía sus historias siempre me agarraban accesos de llanto, abrazaba a mi hijo hasta quitarle el aliento, y dejaba que mi marido, con su paciencia infinita, me consolara.
Ahora sé perfectamente que hay algo peor que la inceridumbre: la certeza. Yo sé dónde está mi hijo, sé cómo está. Está bajo tierra en su pequeño cajoncito. Y está muerto. No existe ninguna esperanza de volverlo a encontrar, porque no está perdido (...)

(Raquel Robles)

sábado, 21 de febrero de 2009

Cien años de soledad (fragmento)


"(...) Una madrugada, casi dos meses después del regreso, lo sintió entrar en el dormitorio. Entonces, en vez de huir, en vez de gritar como lo había previsto, se dejó saturar por una suave sensación de descanso. Lo sintió deslizarse por el mosquitero, como lo había hecho cuando era niño, como lo había hecho desde siempre, y no pudo reprimir el sudor helado y el crotaloteo de los dientes cuando se dio cuenta de que él estaba completamente desnudo. "Vete", murmuró, ahogándose de curiosidad. "Vete o me pongo a gritar." Pero Aureliano José sabía entonces lo que tenía que hacer, porque ya no era un niño asustado por la oscuridad, sino un animal de campamento. Desde aquella noche se reiniciaron las sordas batallas sin consecuencias que se prolongaban hasta el amanecer (...) Aureliano escapaba al alba y regresaba a la madrugada siguiente, cada vez más exitado (...) no había dejado de desearla un solo instante. La encontraba en los oscuros dormitorios de los pueblos vencidos, sobre todo en los más abyectos, y la materializaba en el tufo de la sangre seca en las vendas de los heridos, en el pavor instantáneo del peligro de muerte, a toda hora y en todas partes. Había huido de ella tratando de aniquilar su recuerdo no sólo con la distancia, sino con un encarnizamiento aturdido que sus compañeros de armas calificaban de temeridad, pero mientras más revolcaba su imagen en el muladar de la guerra, más la guerra se parecía a Amaranta (...)

Gabriel García Márquez.-

viernes, 23 de enero de 2009

LOST


I’m out on my own again
Face down in the porcelain
Feeling so high but looking so low
Party favors on the floor
Group of girls banging on the door
So many new fair-weather friends ooo…

Have you ever been so lost
Known the way and still so lost

Caught in the eye of a hurricane
Slowly waving goodbye like a pageant parade
So sick of this town pulling me down
My mother says I should come back home but
Can’t find the way cause the way is gone
So if I pray am I just sending words into outer space

Have you ever been so lost
Known the way and still so lost
Another night waiting for someone to take me home
Have you ever been so lost

Is there a light
Is there a light
At the end of the road
I’m pushing everyone away
‘Cause I can’t feel this anymore
Can’t feel this anymore

Have you ever been so lost
Known the way and still so lost
Another night waiting for someone to take me home
Have you ever been so lost
Have you ever been so LOST

Katy Perry

lunes, 19 de enero de 2009

La Torre Oscura 7 (fragmento última parte)


"(...) Se puso de pie. El chico lo contempló con mirada de asombro y sorpresa, mientras agarraba su cuaderno. Roland se volvió. Inspiró aire hasta el fondo de sus pulmones y lo dejó salir en un estruendoso grito.
-: ¡ALLÁ VA ROLAND HACIA LA TORRE OSCURA! ¡HE SIDO SINCERO Y TODAVÍA LLEVO LA PISTOLA DE MI PADRE Y TE ABRIRÁS AL TACTO DE MI MANO!
Patrick lo miró avanzar a grandes zancadas hacia el final del camino, era una silueta negra sobre el fondo del cielo abrasador y sanguinolento. Se quedó mirando hasta que Roland empezó a caminar entre las rosas, y se quedó sentado en las sombras cuando Roland empezó a gritar el nombre de sus amigos y de sus seres queridos y de sus compañeros de ka; los nombres viajaron con toda claridad en ese extraño aire, como si fueran a tener eco para siempre.
-: ¡Vengo en nombre de Steven Deschain de Guilead!
-: ¡Vengo en nombre de Gabrielle Deschain de Guilead!
-: ¡Vengo en nombre de Cortland Andrus de Guilead!
-: ¡Vengo en nombre de Cuthbert Allgood de Guilead!
-: ¡Vengo en nombre de Alain Johns de Guilead!
-: ¡Vengo en nombre de Susan Delgado de Mejis!
-: ¡Vengo en nombre de Acho, el valiente de Mundo Medio!
-: ¡Vengo en nombre de Eddie Dean de Nueva York!
-: ¡Vengo en nombre de Jake Chambers de Nueva York, a quien llamo mi verdadero hijo!
-: ¡Vengo en nombre de Susannah Dean de Nueva York!
-: ¡Yo soy Roland Deschain de Guilead, y vengo en mi propio nombre, te abrirás ante mí!
Dicho esto se escuchó el sonido de un cuerno. Patrik sintió que se le helaba la sangre y que bullía al mismo tiempo. Los ecos habían enmudecido en el silencio. Entonces, quizá pasado un minuto, se oyó el eco de otro estruendo: el sonido de una puerta que se cerraba para siempre (...)"

martes, 13 de enero de 2009

A gritos de esperanza



A pesar que la luna no brille mañana,
Dará igual, si
sólo verte reír
es lo que me hace feliz...mi alma.
Y es verdad que una mirada distinta
O algún gesto más frío se clava,,,
En mi pecho la daga del desconcierto,
Pero amor, ahí está la magia.

Ahora que te veo niña,
Ya te echo de menos.
No imagino mis heridas si algún día te vas lejos.

Querida...por eso:
Si preguntan por mí,
No les digas dónde fui.
Que tu alma sea fuerte
Y cuando mires hacia el frente,
No recuerdes todo lo que no te di.
Y es que quedan tantas cosas
Por contarte y que me cuentes,
Tantos ratos y pasiones por vivir.
A tu lado, ooh mi vida...a tu lado.

Y ojalá que nuestros ojos si brillen mañana,
Que tu voz siga pidiéndome a gritos amor,
A gritos de esperanza.
Ahora que te tengo no pienso perder el tiempo,
Ni perderme por mi absurdo ego ni un solo momento.
Se esfuma el miedo.

Si preguntan por mí,
No les diga dónde fui.
Que tu alma sea fuerte
Y cuando mires hacia el frente,
No recuerdes todo lo que no te di.
Que tu luz brille por siempre porque tú te lo mereces.
Y perdona si algún día pretendí
Que no fueras ooh tu misma.

Si preguntan por ti,
solo diré que te vi
En mis sueños una noche,
Y solo sueño desde entonces
Para verme cada día junto a ti.
Y es que quedan tantas cosas
Por contarte y que me cuentes,
Tantos ratos y pasiones por vivir.
A tu lado, ooh mi vida...a tu lado.

Alex Ubago.-

jueves, 8 de enero de 2009

La Torre Oscura 7 ( fragmento 1ª parte)


-: Anoche tuve un sueño -afrimó Sheemie- Soñé que volvía al Descanso del Viajero (...) no había nadie más que yo (...) entonces las puertas se abrieron (...) Yo levanté la vista y entró un chico -Dirigió la mirada por un instante hacia Jake- Se parecía a usted, joven sai, sí se parecía, y me asustó un montón, y verlo me hizo sentir triste. Yo seguí fregando, pensando que si seguía haciendo eso, a él le daría igual o que nisiquiera me vería, y se iría.
-: Pero él te miró directamente a los ojos... -murmuró Roland, que seguía acuclillado, mirando la oscuridad del exterior.
-: Sea, el que era Will Dearborn. Me miró directamente a los ojos, me miró y me dijo: "¿Por qué me tienes que hacer daño si te quiero tanto?, ¿si no quiero ni puedo hacer otra cosa, pues el amor me hizo y me alimentó, y me...
-: Y me hizo vivir día mejores -murmuró Eddie. Le cayó una lágrima de los ojos (...)
-: Y me hizo vivir días mejores? ¿Por qué me rajarás y me desfigurarás la cara y me llenarás de congoja? Y sólo te he amado por tu belleza, como tú me amaste una vez por la mía, en la época previa a que el mundo se moviera. Ahora me puedes arañar con tus uñas y echarme gotas de plomo fundido en la nariz; me has echado a las bestias y ellas se han comido mis partes más tiernas. Los Can-toi se agrupan a mi alrededor y en su risa no hay rastro de paz. Aun así, todavía te quiero y te serviría, e incluso volvería a traer la magia si me lo permitieras, porque así es como moldearon mi corazón cuando emergí del Prim. Y otrora fui fuerte, así como bello, pero ahora mi fuerza prácticamente ha desaparecido (...)